Aprender a leer (mejor).



Una de las cosas más bonitas que aprendí durante la carrera fue a leer. Y lo pongo en cursiva porque es algo que sigo aprendiendo a hacer, y a estas alturas, dudo mucho que deje de aprender nunca.

No, no me refiero a leer en el sentido literal de la palabra, supongo que te lo habrás imaginado. A leer nos enseñan en el colegio y con esas habilidades nos vamos apañando. Hablo de leer textos literarios (sea lo que sea eso) y comprenderlos en profundidad. Entenderlos, sacar unas conclusiones, todo eso.

No sé si hablo solo por mí cuando digo que no es algo que haya hecho siempre. Solía quedarme en la superficie de los libros o pasar de puntillas por ellos, no llevarme una fotografía completa de la historia sino más bien quedarme con lo más general, pasar otro libro y acabar olvidándolo al cabo de unos meses. Es como llevar un chubasquero durante una tormenta. Está bien si no quieres mojarte, pero si has salido a la calle, es para mojarte. 

Siempre lo he sospechado, pero empecé a darme cuenta de mi manera de leer durante el año pasado, cuando cursaba la asignatura de literatura norteamericana contemporánea en la universidad. En clase íbamos leyendo poco a poco los libros, los íbamos desgranando, comentando, conociéndolos. Todo después de una exhaustiva lección por parte de la profesora. Como puedes imaginar, acabábamos conociendo los libros muy bien. Ahora, muchos meses después, sigo recordando cualquier detalle de los libros que dimos en clase. "Estáis aquí para aprender a leer", nos dijo la profesora un día. Y tenía razón.

Llevo unos meses intentando seguir estas máximas, y aunque no siempre lo hago, creo que la manera que tengo de leer ha mejorado bastante. Hoy las comparto con vosotros.



Disclaimer: Tú puedes leer como te dé la gana, y está bien, no es una forma de leer ni mejor ni peor. Aquí te cuento lo que hago yo para entender mejor las cosas que leo. No significa que mi forma de leer sea mejor que la tuya. 

Investiga antes. 

Una búsqueda rápida en internet puede darte mucha información sobre lo que vas a leer. La Wikipedia es tu amiga. Goodreads también. Leer reseñas (con o sin spoilers, al gusto) sobre lo que vas a leer también puede darte una idea bastante acertada de lo que vas a leer. Busca al autor/a en las redes, entrevistas que haya concedido, comentarios que haya hecho sobre sus publicaciones... 

Un ejemplo práctico genial lo encontráis en Alicia Pérez Gil, autora de la trilogía Post Scriptum (ed. Cerbero), entre otras muchas cosas. No es muy difícil encontrar información sobre su trabajo en las redes, varias reseñas muy interesantes e incluso comentarios de la propia autora. Recientemente, además, le han entrevistado desde Café Librería sobre su trilogía. Todas estas cosas, personalmente, han enriquecido mucho mi lectura. 

Si te lees todas estas cosas antes de ponerte con la trilogía de Alicia, vas a entrar mucho más preparado al texto y te vas a enterar mejor. Aunque bueno, con Alicia y Post Scriptum nunca se sabe. 

Investiga durante. 

Tener el buscador abierto mientras lees también puede ser una buena idea. Depende mucho del libro que estemos leyendo. Por ejemplo, si te pones a leer la historia que publiqué en Lektu hace unas semanas, no necesitarás el buscador en ningún momento a no ser que no sepas lo que es un pan. Pero para historias como, no sé, Persepolis, te puede venir bien buscar alguna cosa que no te haya quedado clara. Y si tienes la costumbre de leer en un idioma que no es el tuyo, ya ni hablamos.

Esto no es algo que puedas hacer siempre. Yo leo mucho en el transporte público, y prefiero mil veces leer tumbado en la cama que leer sentado en el escritorio. Y además, buscar algo en internet mientras lees puede sacarte completamente de la lectura y dejarte a merced de Netflix, o peor, Pinterest. Pero para algunas ocasiones, puede venir bien. 

Investiga después. 

No sé si a ti también te pasa, pero cuando acabo un libro, o una serie, o una película que me ha gustado mucho, lo primero que hago es buscarla en Google. Necesito saber más sobre lo que acabo de leer. Incluso si ya lo he leído antes. Es una manera de asentar conocimiento y suplir el vacío existencial que el libro en concreto me acaba de dejar. 

Me pasó leyendo Who Fears Death, de Nnedi Okorafor, que yo había buscado un montón de artículos académicos mientras leía la novela. Como no me apetecía que me la destriparan, me esperé a haberla acabado para ponerme con algunos de ellos. Y leerlos después de haber leído la novela me ayudó a asentar ciertas ideas que tenía en la cabeza pero no conseguía identificar. La investigación post-lectura me vino estupendamente para aprender más y comprender mejor el libro. 

Subraya, usa post-its, dobla esquinas, haz anotaciones.

Algunos puristas que tratan los libros como objetos sagrados podréis matarme por esto, lo sé. Pero para mí, el libro es un objeto de trabajo y se nota cuando un libro está trabajado y cuando está simplemente leído.

Hace tiempo tomé la decisión de nunca leer sin un lápiz al lado. Me repatea en lo más profundo leer algo que me llame la atención y no tener cerca un lápiz para subrayar o anotar algo. Durante un tiempo usaba los clásicos post-its amarillos para hacer anotaciones largas, pero ahora me conformo con subrayar y con los márgenes que me da la editorial.

Estas cosas me ayudan para que, cuando tengo que volver al libro, sepa qué partes me marcaron más. A la hora de escribir reseñas o simplemente reflexionar, las huellas que dejó tu yo del pasado mientras paseaba por el libro suelen ser muy útiles. Y también es muy bonito volver atrás y ver qué cosas nos emocionaron.

Ni que decir tiene, por supuesto, que esto es lo que me funciona a mí. Hay gente que encuentra super útil tomar notas en Evernote de lo que va leyendo, o personas adictas a los post-its de colores para marcar las páginas. También está bien. Lo importante es encontrar la manera que mejor nos venga para dejar nuestra huella en el libro.

Después de leer, reflexiona. Y escribe. 

Lo de reflexiona puede parecer obvio, pero no siempre lo es. Me ha pasado muchas veces que estoy tan liado con eso de ser un adulto, que no he tenido tiempo para pararme a pensar un ratito sobre lo que acabo de leer. Últimamente, cuando acabo un libro, trato de encontrar un momento para pensar en lo que acabo de leer y analizarlo de manera crítica. 

Escribir una reseña, junto con toda la investigación de la que hemos hablado antes, es el punto culminante. Cuando escribo algo se vuelve real, me queda claro. Si después de haber investigado, leído, reflexionado, estoy escribiendo, voy a tardar mucho tiempo en olvidarme del libro. 

Comparte opiniones, socializa. 

La guinda del pastel. ¿Qué hay mejor que compartir tus opiniones con un amigo o amiga? Después de haber investigado, después de haber leído, después de haber escrito, lo mejor que se puede hacer es discutirlo. Y cuando pensáis de manera diferentes, mejor. 

Para hacer este tipo de cosas siempre puedes unirte a un club de lectura de tu ciudad, o a un foro en Goodreads, o simplemente juntar a un par de amigas para hablar del libro que habéis leído. Eso también está bien. Otra iniciativa genial que surge desde Origen Cuántico es la del grupo Diseccionadores de novelas, en la que un grupo de personas se juntan para, como en el propio título se indica, diseccionar una novela. No he participado nunca, pero por lo que sé, hay veces en las propias autoras han participado en la discusión. 


Y todo esto, ¿para qué? 

Rush Smith habla precisamente de esto en uno de sus vídeos de su canal: ensucia tus libros. Él comenta que en una sociedad en la que todo va muy rápido y necesitamos las cosas ya, en lo que se refiere al entretenimiento, a veces hay que tomarse las cosas con calma. Leer despacio, con tiempo para asimilar los contenidos y rumiarlos un poco. 

Que Rush Smith y yo estemos hablando un poco de lo mismo la misma semana no puede ser sino una coincidencia cósmica que indica que nos vamos a casar y a tener hijos gritones y que lean despacio. 

Bromas a parte, siento que este vídeo de Rush completa lo que quería decir con el artículo. La industria editorial nos bombardea con más y más cosas que tenemos que leer. Si echáis un ojo a mi lista de lectura, os echáis a temblar. Necesitaría una vida para leer todos esos libros. Parece que nos empujan a leer más rápido, sin pensarlo mucho, para poder comprar el siguiente libro y seguir leyendo. Si puedes leer (y comprar, sobre todo comprar) cinco libros en una semana, mejor que mejor. El capitalismo quiere que abramos la boca y dejemos los libros pasar, sin pensarlo mucho. 

Para mí, ahora, es importante detenerme un poco y leer no despacio, sino mejor, entendiendo. Quiero darles la oportunidad a los libros, autores y autoras, de que me cambien un poco. Quiero comprenderlos bien. Y para eso, necesito hacer esto, y necesito hacerlo despacio. Al final, ¿qué vale más? ¿leer 100 libros al año de los que no nos acordamos, o leer cinco que nos han removido de todas las maneras? 


Antes de irte: 

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  • Hace unas semanas publiqué El panadero, una historia de panes, magia y maricones. Puedes leerla al precio de un tuit en Lektu.

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Comentarios

  1. Me ha gustado mucho, excelentes consejos para disfrutar más de los libros y no solo leer y olvidar. Aunque he de decir que mi nivel de lectura es algo lento y no tengo tanto problema con ello. Pero aún así me parece muy necesaria esa reflexión y los consejos.

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    1. Me alegro mucho de que te haya gustado, tocayo. Un saludo! :)

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  2. Toda la razón Eduardo. Los libros, más que devorarlos, hay que degustarlos.
    Un abrazo.

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  3. Me parecen unos consejos muy sabios. Y que en realidad, más o menos, comparto. Excepto, el de pintarrajear los libros, soy incapaz. Pero si uso post-it, para marcar frases o cositas a las que volver cuando vaya a escribir la reseña. Lo que más me gusta, es leer cosas sobre el libro despúes de leerlo. Darle una vuelta. Ver que han opinado otros, o a donde los ha llevado. Creo que eso enriquece lo que leo. Aún así, a veces, el ansia de devorar, me puede. Un abrazo :)

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    1. Yo soy muy de pintarrajear a no ser que el libro sea una edición coleccionista super cara y super bonita. De lo contrario, me suele dar igual.
      Un abrazo, Mangri :)

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